Fuente: www.clarin.com
(artículo plenamente vigente)
La
inseguridad ocupa, desde hace tiempo, los primeros lugares en el
ranking de preocupaciones de la ciudadanía. El Gobierno, en forma,
reiterada, sostuvo que esta preocupación no obedecía a causas reales
sino a una campaña de los medios de difusión.
La última manifestación de esta política la protagonizó el ministro de Justicia Julio Alak, quien dijo que en 2003 se había cortado la tendencia ascendente del delito y que había disminuido en relación al pico de delitos de 2002.
Sin embargo, estadísticas oficiales recién publicadas contradicen la postura gubernamental, mostrando un aumento en el delito, en algunos casos incluso en relación a los años previos a la crisis de 2001.
Efectivamente,
las estadísticas del Ministerio de Justicia informan que en 2008 hubo
un aumento del 7% en el número de delitos en todo el país y que, en el
caso de los delitos contra la propiedad, la cifra de ese año es superior
a la de 2005.
En
los delitos contra las personas se registra una tendencia creciente
casi ininterrumpida desde 1998 y los hechos computados en 2008 en este
rubro fueron un 59% más que una década atrás.
En
la provincia de Buenos Aires, la progresión del delito ha sido mayor,
con un incremento del 25% en 2008 en relación al año precedente.
Es
de señalar, por otra parte, que el Gobierno no tiene o no proporciona
estadísticas actualizadas sobre el delito
Aún
así, las cifras oficiales demuestran que la sensación de inseguridad
que afecta a gran parte de la población se asienta en una realidad y que
el Gobierno a tratado de ocultar un problema que no ha sabido encarar
ni resolver.
Sólo
cabe esperar que, a partir de la exposición de una situación innegable,
el Gobierno nacional y, particularmente el de la provincia de Buenos
Aires, se dispongan a elaborar y poner en práctica una política de
seguridad que permita adecuar la tendencia del delito a los desmentidos
dichos oficiales.
Las
estadísticas oficiales sobre delito muestran un aumento en el número de
casos, que contradice las afirmaciones oficiales en contrario