Fuente: Asociaciòn
Chilena de Seguridad
Reaccionar con miedo es
un mecanismo de defensa innato que todos poseemos y que aplicamos cuando nos
sentimos en peligro. Sin embargo, frente a una situación de este tipo es útil
saber manejar esa emoción para salir ileso, ya que entrar en pánico aumenta los
riesgos y las probabilidades de salir dañado.
Cuando una persona se enfrenta a una situación
de emergencia que genera temor, hay cuatro reacciones que pueden manifestarse,
solas o por separado: huida, lucha, inmovilidad y sumisión.
El miedo está presente porque evita que cometamos actos imprudentes, nos
permite evaluar la situación y nos prepara para luchar o huir de esa urgencia,
por eso de alguna u otra forma, sentir miedo es positivo.
Entonces, ¿Cuándo el miedo se vuelve un problema? De acuerdo a lo
que explica Daniela Campos, psicóloga del Centro Médico Hospital del Trabajador
ACHS, lo negativo “es cuando se
transforma en pánico, es decir, un miedo desproporcionado y fuera de control
que no permite que una persona evalúe el peligro y escoja la mejor alternativa
para enfrentarlo”.
De todas formas, la mejor
forma de estar preparado ante una situación de riesgo es la prevención,
ya que si estamos alerta sabremos cómo reaccionar más rápidamente frente a un
momento crítico. “De igual forma, es importante no entrar en paranoia con los
riesgos propios de un entorno. Esa aprensión finalmente se transforma en
una obsesión que es nociva para la persona y el resto”, afirma Daniela Campos.
¿Qué efectos tiene el
miedo?
Cuando estamos bajo esta emoción ocurren tres tipos de cambios en nuestro organismo:
» Fisiológicos: aumenta la presión arterial, ya que el corazón bombea sangre a mayor
velocidad hacia los músculos, preparándolos para una posible huida. Además, se
produce una activación del sistema nervioso,
lo que genera molestias digestivas, sensación de falta de control,
ahogos, palpitaciones, temblores y sequedad de garganta y boca.
» Físicos: el miedo se demuestra en la expresión del rostro y más específicamente
en los ojos, los que se agrandan para permitir una mejor visión.
» Químicos: ante el miedo el cerebro envía mensajes al sistema nervioso autónomo y
se liberan dos sustancias químicas, llamadas adrenalina y noradrenalina.
Aprender a controlar
Para poder pensar con mayor claridad en una situación de emergencia, la
psicóloga Daniela Campos, entrega dos
recomendaciones básicas:
Técnica del método
sustituto: Consiste en “repetirnos” frases que
ayuden a enfrentar ese miedo. De esa forma logramos controlarnos y programamos
al cerebro para actuar con seguridad. Hacer esto también es útil a largo plazo,
ya que si volvemos a enfrentar un miedo similar, podremos acudir a esas
afirmaciones y lograr el autocontrol.
Buscar compañía: Vivir el miedo acompañado es positivo para nosotros y para quien nos acompaña.
Generar un vínculo, empatizar y dar y recibir apoyo de otra persona
permite que incluso disminuyan las secuelas psicológicas que puede dejar el
evento, por eso es una ayuda clave.
La importancia de un
líder
Por naturaleza tendemos a imitar las conductas que observamos. Por eso,
cuando estalla el miedo colectivo, la masa se comporta de una manera similar.
En esas situaciones es cuando debe
surgir un líder que genere seguridad y calma, dé información, tranquilice a
quienes se paralizan y logre traspasar la sensación de control.
“En el lado contrario, estarán aquellas personas que generan pánico y en
esos casos, lo mejor es encargarles pequeñas tareas que ocupen su mente para
evitar que contagien al resto con esa sobrereacción”, aclara Daniela Campos
---